Las empresas están desarrollando continuamente sus estrategias de IT. Por supuesto, esto incluye comprobar en todas las áreas qué ofertas de ‘nube’ están disponibles y cómo obtener el máximo beneficio de ellas. Sin embargo, esto se basa siempre en la premisa de lo que es económicamente razonable y necesario. En consecuencia, no hay una solución correcta, sino que cada vez se trata de una consideración específica de cada empresa. Para empezar, hay que identificar las aplicaciones que deben permanecer en las instalaciones, es decir, que no pueden externalizarse. En segundo lugar, es importante aclarar si la externalización a un centro de datos de ‘colocación’ es una opción y qué servicios se requieren. A partir de esta información, se pueden determinar con más detalle las ventajas y desventajas de cada opción.
La externalización de los servicios informáticos a un centro de datos externo proporciona más flexibilidad y reduce las necesidades de inversión. A la hora de considerar los puntos débiles, es importante tener en cuenta si las opciones de configuración permiten realmente la flexibilidad requerida y hasta qué punto la comunicación con un proveedor de servicios externo provoca un esfuerzo adicional, con el consiguiente coste, y el impacto a largo plazo en el propio equipo IT. Por otro lado, existe la oportunidad de cualificar más al personal de IT y destinarlo a servicios de mayor valor. Además, los servicios informáticos que permanezcan en la empresa podrán prestarse utilizando hardware estandarizado y, por tanto, menos costoso. Entre los riesgos se encuentran cuestiones como la fiabilidad del proveedor, las posibles dependencias creadas y la falta de influencia en las decisiones sobre el hardware y los procesos de seguridad.
Se solapan, en cierta medida, con los de una estrategia de ‘colocación’. Los puntos fuertes de los servicios en la ‘nube’ son, sin duda, la rápida y fácil escalabilidad, el pago sólo por los servicios utilizados y el alto nivel de seguridad ofrecido por los hiper escalares. Entre los puntos débiles se encuentran cuestiones como la disponibilidad y la latencia, la falta de individualización en las configuraciones y los costes adicionales ocultos, debidos principalmente a los esfuerzos de transformación. Entre las oportunidades está el uso de plataformas, aplicaciones y sistemas de gestión de datos estandarizados, que pueden utilizarse de forma económica independientemente del tamaño de la empresa. Entre los riesgos, hay que mencionar los derivados de los cortes e interrupciones de la actividad, la ciberdelincuencia, ya que los hiperescalares son objetivos atractivos para los ataques, y también el riesgo de ‘lock-in’ o dependencia a tecnologías propietarias. Hay que sopesar todos estos aspectos y definir dónde es mejor ubicar cada aplicación y servicio informático.
Eso depende de cada modelo de negocio. Sin embargo, en general, las áreas críticas para el negocio se mantendrán en las instalaciones. Por ejemplo, el control de la planta en una empresa industrial, donde se trata de procesos de tiempo crítico y se requiere la máxima fiabilidad. Para el resto de las áreas, es necesario entonces aclarar qué modelo ofrece la solución más eficiente. Además, el mayor reto es conseguir que el propio centro de datos de la empresa esté a la altura de las tareas que tiene por delante. Las primeras consideraciones deben identificar qué aplicaciones deben mantenerse en el propio centro de datos de la empresa. A continuación, hay que examinar hasta qué punto el centro de datos actual cumple los requisitos de la empresa o qué medidas son necesarias para poder hacer frente a las próximas tareas internas. Todas las opciones están abiertas: nueva construcción, conversión o revitalización.